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Breves apuntes para el periodismo digital

El soporte es un elemento que determina, condiciona y modula la forma en que el receptor o destinatario de un medio recibe la información. ¿Qué ha pasado con el periodismo desde la llegada de la World Wide Web? ¿Ha nacido realmente un nuevo medio de comunicación consciente de las posibilidades de la era digital? Internet y las nuevas tecnologías pueden abrir las puertas para la publicación de información a escala global sin límites, pero lo cierto es que muchos periódicos digitales parecen no haberse desligado aún completamente de las ediciones en papel.

Múltiples obstáculos se interponen todavía entre el usuario medio y la publicación on line. Como se ha concluido en Netmedia, la cita anual de periodismo celebrada en Londres, la mayoría de webs informativas tienen una arquitectura y una navegabilidad que deja a los usuarios fuera de combate. Y es que el creador de un periódico digital no debe ni puede olvidar en ningún momento el concepto de usabilidad. Hay que anticiparse a los intereses y necesidades de los lectores, permitiéndoles acceder a aquella información que busca de forma rápida y fácil. Recordando a Giovani Sartori, para quien la palabra como principal instrumento simbólico queda destronada en la cultura audiovisual por la imagen, los elementos formales pueden ser de gran ayuda en la consecución de ese propósito.

En primer lugar, el periodista debe olvidarse de la edición impresa, evitando la tentación de colgar en la red aquello que publica en prensa escrita. La pantalla soporta mucho peor la lectura que el papel. El diario digital, por tanto, debe tener menos del 50% de texto del periódico impreso, lo que no quiere decir que la información que contenga sea superficial y debe abandonar el formato por columnas, característico de la prensa tradicional. La cultura de la imagen, antes mencionada, ha educado a los usuarios en el lenguaje audiovisual, por lo que la inclusión de infografías y gráficos es fundamental (como bien hace El Mundo), y no sólo para facilitar la comprensión de la información sino, también, para atraer al lector hacia la misma. La selección del color (preferentemente claros para los fondos), de una tipografía adecuada (las de palo seco, como la Arial, facilitan la lectura) y el tamaño de la misma, son aspectos que deben cuidarse con detalle. La página de inicio debe presentar una estructura clara y ordenada, donde se acceda sin dificultad a las diferentes secciones, servicios e informaciones, y evitando la sobrecarga de elementos que puedan saturar la capacidad de atención del lector (incluida la publicidad). Es necesario, igualmente, destacar los elementos de mayor importancia (cabecera, titulares, palabras enlazadas, entradillas…) para que llamen la atención del usuario y éste las perciba al instante.

Por otra parte, la usabilidad exige además que el acceso a aquello que se busca sea fácil, rápido y eficaz. La interactividad es fundamental en el proceso comunicativo, algo que Internet hace posible a través de enlaces e hipertextos (el usuario profundiza sólo en aquello que le interesa) y diversas opciones que se ofrecen al lector, como la de imprimir el texto, por ejemplo.

En cuanto a las normas redaccionales, continuará vigente la pirámide invertida y seguirán primando los principios de claridad, concisión y sencillez, presentes en toda obra periodística. Una de las ventajas que el medio digital ha de aprovechar para incrementar la competitividad frente a la prensa tradicional es la actualización continua de los contenidos, algo presente en la edición digital de El Mundo. La corrección idiomática, por otra parte, debe perseguirse siempre en el ámbito periodístico.

El avance del periodismo digital plantea la necesidad de encontrar nuevas fórmulas narrativas y formales desvinculadas ya de los medios impresos: el periodista electrónico necesita un libro de estilo acorde a la labor que realiza en medios digitales.

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